18/3/24

La Xunta y el Gobierno venden como ‘fábrica de fibras sostenibles’ una macrocelulosa portuguesa apadrinada por la consultora de José Blanco. Consumirá al día tanta agua como los habitantes de la provincia de Lugo

 "¿Quién no quiere una factoría en la que se invertirán 800 millones de euros (buena parte de ellos de los fondos Next Generation, porque será una industria verde y sostenible), que generará 2.500 puestos de trabajo en un territorio de esos que llaman vaciados, y que además producirá algo tan innovador como tejidos de origen vegetal? Como era de esperar, los partidos sistémicos, las entidades oficiales (empezando por la Xunta de Galicia y el Gobierno de España y acabando por los ayuntamientos afectados) aplauden la iniciativa. A diario, algún representante de cualquiera de ellos remite a la prensa mainstream (y el medio la difunde como se merece) una buena nueva sobre el proyecto ¿Alguien se opone? Pues sí. No es una pequeña aldea gala quien resiste, sino un conjunto de vecinos de la zona afectada, agrupados en la plataforma Ulloa Viva y respaldados por grupos ecologistas, que consideran que el proyecto es una macrocelulosa.

El lugar donde se ubicará la factoría es, oficialmente, la comarca de A Ulloa, con cabecera en Palas de Rei (Lugo). Es la zona central de Galicia, donde se unen las provincias de Lugo, A Coruña, Pontevedra y casi la de Ourense, y los últimos años ha prosperado la denominación, entre la ironía y Tolkien, de Terra do Medio. Un territorio que atraviesa el camino de Santiago, poco poblado, como todo el interior de Galicia, pero de importante presente y mejor futuro para la agroganadería. Como en la Tierra Media original, no podía faltar un Sauron. Apareció en abril de 2022, con el nombre de Proyecto Gama. Lo presentaba el grupo portugués Altri, apadrinado por la consultoría española Acento Public Affairs.

Altri tiene una larga tradición en el país vecino como impulsor de plantaciones de eucaliptos y su conversión en pasta para papel. Posee tres factorías y gestiona unas 70.000 hectáreas plantadas con esta especie. Tiene también numerosas multas por contaminar el río Tajo, cuyas aguas necesita para sus actividades (retengan lo del agua). En Galicia, prevé consumir 1,2 millones de toneladas de eucalipto. “Todos conocemos lo bien que arde este monocultivo, y en Portugal, por este motivo, vivieron en 2017 unos devastadores incendios que provocaron 66 muertos y centenares de heridos, lo que determinó que se decretase una moratoria para plantarlos”, dice Marta Gontá, portavoz de Ulloa Viva. En Galicia existe también (hasta 2025) la prohibición de plantar esta especie en terrenos agrarios o pinares, pero basta con recorrer con regularidad la principal vía de comunicación, la Autopista del Atlántico, para comprobar que, si la norma existe, no se cumple. (En su momento, la división de medios de comunicación de Altri, Cofina –cinco periódicos, nueve revistas y un canal de televisión, todos de marcado carácter sensacionalista–, se había segregado de la matriz. Desde noviembre pasado, lleva por nombre Medialivre y el accionista principal se llama Cristiano Ronaldo).

Acento (que se define como firma de consultoría supraespecializada en asuntos públicos) es una sociedad fundada por un originario de A Ulloa, el exministro de Fomento en el Gobierno Zapatero y exeurodiputado del PSOE José Blanco (al que nadie, dicho sea de paso, ha llamado nunca en Galicia Pepiño y sí Blanquito en sus años de dirigente juvenil). En menos de lo que dura una eurolegislatura, Acento se ha convertido en el mayor lobby –si tal figura estuviese regularizada en España– por sus aciertos empresariales. Sobre todo por los de su departamento de recursos humanos, que se ha especializado en captar a una serie de personas excluidas, de una u otra forma, de los pesares de la alta política. Desde su presidente, Alfonso Alonso (exministro de Sanidad con Mariano Rajoy), hasta Elena Valenciano (exvicesecretaria general del PSOE), pasando por Valeriano Gómez (exministro socialista de Trabajo), Elena Pisonero (ex secretaria de Estado de Economía con José María Aznar), José María Lassalle (ex secretario de Estado de Cultura en los dos gobiernos de Mariano Rajoy), sin descuidar el sector de la Defensa (el teniente general Ignacio Bengoechea) y la cantera (Esteban González Guitart, hijo de Esteban González Pons). A este círculo selecto es al que estaba llamado el exministro de Unidas Podemos, Alberto Garzón, que renunció ante las críticas recibidas.

Con este padrinazgo es lógico que en diciembre de 2022 la Xunta de Galicia lo declarase Proyecto Industrial Estratégico, lo que le permitía agilizar los trámites administrativos. Tanto que los documentos en los que se basaba la declaración se elaboraron al año siguiente. A pesar de las facilidades, el proceso fue un tanto tortuoso. Las solicitudes para la imprescindible captación de agua se presentaron en las tres provincias afectadas en fechas muy dispares, con muchos meses de diferencia. Y cuando la información pública sobre procedimiento ambiental y solicitud de concesión para una captación de aguas salió en el Diario Oficial de Galicia (DOG), ya en diciembre de 2023, la empresa solicitante había cambiado. Ya no era Altri, sino Greenfiber, participada por la pastera portuguesa y por Greenalia, una compañía de energías renovables (que había fichado poco antes como directora de estrategia y desarrollo corporativo a Beatriz Mato, exconselleira de Medio Ambiente). La Xunta le quitó importancia al cambio de titularidad del proyecto porque Greenfiber era “una sociedad mercantil experta y especializada en la fabricación de fibras textiles a base de celulosa soluble de eucalipto”, a pesar de que se había constituido el año anterior, y no había ejecutado ningún proyecto.

Si los trámites administrativos seguían un curso sinuoso, las altas gestiones sobre lo que oficialmente se denominaba “fábrica de fibras sostenibles” discurrían como un torrente, y con una colaboración entre administraciones de uno y otro signo inédita en la España actual, ajena incluso a la agitada época preelectoral que atravesaba Galicia. A pesar de que Altri achacó en su día el retraso en la instalación “a la inestabilidad política en España”, hasta tres ministros –Reyes Maroto, Héctor Gómez y Jordi Hereu– realizaron gestiones para incluir el proyecto en los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) de la UE. El anterior responsable de Industria, Héctor Gómez, viajó a Lisboa para entrevistarse con los directivos del grupo portugués. El actual, Jordi Hereu, aseguró el pasado febrero en el Senado que procederán a tramitarlo. Cierto es que primero habían optado por acogerse al PERTE de Economía Circular y ahora, según Hereu, al de descarbonización. Los fondos previstos para este PERTE son 3.100 millones de euros, y Altri-Greenfiber solicita 250 millones, el 8% del total.

También la administración local aporta su esfuerzo. El alcalde de Palas de Rei (Lugo, PP) es quien recibe los currículos de los que optan a trabajar en la futura factoría y, según Ulloa Viva, se dedica a identificar en el registro a los vecinos que han presentado alegaciones. En Agolada (Pontevedra, alcalde trumpista que se ofreció voluntario a luchar en Ucrania, y no fue) no admitían alegaciones ni daban información. Muchos vecinos fueron al municipio próximo de Santiso (A Coruña, BNG) para presentarlas. A toda esa demostración de fuerza económica e institucional se opone Ulloa Viva, una plataforma en la que figuran personas a título individual y asociaciones, desde vecinales a musicales o culturales. Tienen el apoyo de dos organizaciones ecologistas (ADEGA y Ecologistas en Acción) y del Sindicato Labrego Galego. Algo tan precario que incluso facilitan el móvil de la tesorera para recibir fondos por bizum.

“Hace dos años empezamos a ver en medios de comunicación lo que nos vendían como una fábrica de telas, de fibra textil, eco, bio, y no sé cuántas cosas más. Con el tiempo, el eco y el bio no aparecían por ninguna parte. Así que nos organizamos y convocamos a las administraciones y a la empresa para que nos explicaran exactamente en qué consistía el proyecto”, recuerda Marta Gontá. “Al primer encuentro sólo vino el Concello de Palas, ni la Xunta ni Altri. En el segundo ya ni apareció el Concello, pero expertos en el sector industrial y ecológico nos alertaron de que todo apuntaba a que lo que se quería hacer en Palas era una macrocelulosa. La más grande de Europa, 360 hectáreas, diez veces la de Ence en Pontevedra”. En Galicia los efectos de una factoría de celulosa son conocidos por la imparable eucaliptización, sobre todo por los vecinos de Pontevedra, en donde está situada. La concesión de la contestada instalación finalizaba en 2018, pero Mariano Rajoy (pontevedrés residente en Madrid) prorrogó la concesión hasta 2073 cuando ya estaba de presidente en funciones.

Entre los meandros de los trámites y en su letra pequeña, no en la información que deberían facilitar las administraciones, los vecinos afectados fueron descubriendo la profundidad real del Proyecto Gama. La fibra innovadora (lyocell) constituiría únicamente el 20% de la producción total, y el grueso, 400.000 toneladas, sería de pasta de celulosa. Pero lo que más impactó fue la información pública sobre las necesidades de agua del complejo, 46 millones de litros al día, una cantidad superior a la que consumen todos los habitantes de la provincia de Lugo. En una de las dosis diarias de tranquilizante mediático, la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez (natural también de la zona), aseguró que Altri tendrá todos los filtros “habidos y por haber” y que el agua se captará del embalse de Portodemouros “y el 75% de la que consuman volverá a verterse en el río Ulla incluso en mejores condiciones de las que tenía”.

Las alegaciones presentadas por Adega señalan que el agua del embalse tiene un exceso anormal de nutrientes, que se refleja cada año en el crecimiento de cianobacterias. “La realidad demuestra ya que todos los usos y demandas de la cuenca del río Ulla repercuten directamente sobre la calidad de las aguas, y si no fue posible mejorar su estado hasta ahora, detraer caudales degradará mucho más la cuenca”. Marta Gontán lo expresa de otra forma: “Captan 46 millones de litros y devuelven 30. ¿Y el tratamiento químico al que han sido sometidos? ¿Y los 16 millones de diferencia que se detraen del sistema fluvial no importan? ¿Qué pasa si hay sequía?”. El problema de la calidad de las aguas del Ulla no es únicamente local, el río desemboca en la ría de Arousa, una de las zonas marisqueras más ricas de Galicia. También es un problema la calidad del aire. El Proyecto Gama reconoce que arrojará a la atmósfera “azufre reducido total, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono y material particulado”, pero que eso no constituirá problema porque la “chimenea tendrá una altura suficiente para la dispersión atmosférica”.

A la par que crecía la desconfianza de los habitantes de la Tierra Media sobre los beneficios de vivir al lado de un polígono industrial y en medio de un eucaliptal, decrecía el cebo de los puestos de trabajo prometidos. En marzo de 2023, la Xunta (el entonces vicepresidente y hoy diputado en Madrid, Francisco Conde) mantenía en sede parlamentaria el mantra de los 2.500 puestos. En octubre, en un viaje a Lugo, Pepe Blanco los rebajó a 1.500. Un mes más tarde, el director del proyecto, Bruno Dapena, hablaba, en declaraciones a los medios, de 500 empleos. Ahora, en la letra pequeña del DOG viene que la empresa prevé tratamiento de aguas sanitarias en la fábrica para 200 personas (se supone que toda la plantilla hace uso de ese servicio). Esas cifras son más acordes con el personal total que tiene Altri en Portugal, en sus oficinas centrales y en sus servicios de gestión forestal y en sus tres factorías de celulosa: 816 trabajadores.

“¿Y si esos 250 millones de euros se invirtiesen en proyectos de economía de la zona no se generaría más riqueza, más empleos y más sostenibilidad?”, se pregunta Gontá. “¿No pensaron en los puestos de trabajo que pueden desaparecer en la Ría de Arousa si todavía se les agrava más la contaminación de las aguas; o qué va a pasar con las explotaciones agrarias y ganaderas? ¿Cuál creen que va a ser el efecto sobre la reputación de la denominación de origen Queso Arzúa-Ulloa, que es la primera de España de vacuno en volumen de ventas, pero sobre la que impactarán directamente los efectos dos gases emitidos por una chimenea de 75 metros en un radio de 30 kilómetros?”.

Paradójicamente, esta misma semana se ha hecho público (pero poco) que la multinacional gallega Inditex realizará una fuerte inversión en la empresa finlandesa de fibras innovadoras Infinited Fiber, que pondrá en marcha la primera factoría circular europea de “infinna”, una fibra parecida al algodón, a base de celulosa, que se elabora a partir de ropa usada. Nadie es profeta en su tierra."                    (Xosé Manuel Pereiro   , CTXT, 17/03/2024)

14/3/24

Una empresa dispara su facturación con la Xunta tras fichar al marido de la secretaria general del PP gallego... La empresa Allwork Vestuario Laboral, participada al 50% por Francisco Antonio Otero Illodo, marido de Paula Prado, facturó durante la pandemia 145.975,72 euros con contratos a dedo, vendiendo sobre todo EPIs a la administración gallega

"El día 13 de marzo de 2020, unas pocas horas antes de que el Gobierno español decretase el estado de alarma y comenzase oficialmente el primer confinamiento de la pandemia de coronavirus, en una pequeña empresa gallega hubo un movimiento estratégico: el marido de Paula Prado, la actual secretaria general del Partido Popular de Galicia, pasaba a ser socio al 50% de Allwork Vestuario Laboral afincada en Santiago de Compostela.

Hasta ese momento, esta sociedad apenas había accedido a licitaciones públicas con ninguna administración dependiente de la Xunta. Solamente una vez en 2019, con el ente público Augas de Galicia y con un contrato de apenas 182 euros, pero esa tendencia cambió radicalmente al entrar el marido de Prado como socio: en los tres años que duró la pandemia, la empresa se hizo con 38 contratos menores, es decir, realizados a dedo, por un valor total de 145.975,72 euros y dedicados, principalmente, a la compra de equipos de protección individual (EPI).

La información la desvela en exclusiva El Salto gracias al análisis exhaustivo de cientos de miles de contratos de las decenas de organismos públicos dependientes de la Xunta de Galicia, a pesar de la escasa accesibilidad que ofrece el Portal de Transparencia del Gobierno gallego. En esos datos, la empresa Allwork Vestuario Laboral aparece como adjudicataria de varias decenas de licitaciones de hasta nueve organismos públicos diferentes, todos ellos gestionados por el Partido Popular: la Axencia Galega da Calidade Alimentaria, la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural (AGADER), la Axencia Turismo de Galicia, la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda, la Consellería do Medio Rural, la Empresa Pública de Servizos Agrarios Galegos (SEAGA), el Ente Público Empresarial Augas de Galicia, la Fundación Pública Instituto Galego de Oftalmoloxía y la Secretaría Xeral de Política Lingüística.

Los objetos de los contratos apenas varían y todos ellos giran en torno a la venta de equipos de protección individual y otro tipo de vestuario, incluido matearial de tipo médico sin especificar. Además hay 11 contratos por valor total de 23.480,98 euros con conceptos sin detallar y que se limitan a nombrar como “otras prestaciones por factura”. Una opacidad que se repite en miles de otros contratos a dedo del Gobierno gallego que complejizan y casi imposibilitan su fiscalización.

En cambio, el Registro Mercantil es transparente: la empresa en cuestión pasó de obtener 66.277,30 euros en beneficios en 2019 a 229.227,18 euros en 2020. Es decir, casi los triplicó. De hecho, el 2020, el primer año de pandemia, fue un año de bonanza para Allwork: aumentó casi 170.000 euros su gasto en sueldos, dietas y otras remuneraciones a pesar de tener solo un trabajador más, presumiblemente, el marido de Prado y otra persona a jornada parcial.

Los propietarios que están tras Allwork son, al mismo nivel de participación, José María Regueiro Frey y Francisco Antonio Otero Illodo, marido de la actual secretaria general del Partido Popular. Padro ocupa ese cargo desde que Alberto Núñez Feijóo la designó para sustituir al actual portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Miguel Tellado.

Esta redacción se ha puesto en contacto con la secretaria general del Partido Popular de Galicia para tratar de esclarecer su visión sobre estos hechos y Paula Prado ha explicado que “en ningún caso” su posición “favoreció estas contrataciones” y añade: “Quiero lamentar que se ponga en entredicho mi honestidad y la de mi familia con el único objetivo de hacer daño (...) La empresa que menciona es proveedora desde su creación de todo tipo de clientes: fundamentalmente de firmas privadas y, en menor medida, de administraciones públicas de muy distinto signo político”. Además, Prado sostiene que desde la entrada de su marido en Allwork las licitaciones públicas también han crecido con gobiernos locales de otros partidos con cifras similares.

Reminiscencias a la operación Pokémon

Tanto el nombre de Paula Prado como el de su marido ya estuvieron bajo el foco mediático —y judicial— durante las primeras fases de instrucción de la macrocausa denominada Pokémon. En 2014, Prado fue imputada por la justicia por presuntos delito de tráfico de influencias, cohecho o falsedad documental para beneficiar a su marido. Finalmente, Prado sobrevivió a aquello después de que el juez y el fiscal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia no hallaran indicios de ningún delito, a diferencia de la opinión de los agentes de Aduanas que iniciaron aquella investigación.

La Operación Pokémon es una investigación judicial llevada a cabo en Galicia -que arrancó en 2012 y que todavía hoy sigue en pie-, que se centra en presuntos casos de corrupción política, especialmente relacionados con la contratación pública y el urbanismo en varios municipios gallegos y que afecta fundamentalmente al Partido Socialista y al Partido Popular.

La operación se está desarrollando en tres fases, involucrando a numerosos políticos, empresarios y funcionarios públicos y se investigan presuntos delitos de cohecho, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos y blanqueo de capitales. Entre los principales implicados se encuentran algunos alcaldes, concejales, y empresarios vinculados a la contratación pública y la concesión de licencias urbanísticas. Junto a la Carioca, centrada en una red de prostitución, Pokémon ha sido uno de los casos de corrupción que más impacto han tenido en la política gallega."                 ( Javier H. Rodríguez  , El Salto, 14/03/24)

8/3/24

Este proceso electoral y su resultado ha sido radicalmente novedoso y supone una cesura.. el PP fraguista supo construir una idea de país basada en un galleguismo banal y sentimental que se expresaba en las infraestructuras, el folclore y una cierta reivindicación tramposa de lo rural. El drama de la izquierda es que a este magma difuso no fue capaz de oponerle una alternativa creíble... Sin embargo, estas elecciones han supuesto un cambio drástico en ese desigual reparto de papeles. Y es que, por primera vez, ha habido una fuerza de izquierdas, el BNG, que ha sabido plasmar y transmitir otra idea de Galicia. Una idea en la que los gallegos aparecemos retratados como lo que somos: diversos, creativos, esperanzados, alegres, hospitalarios y muy sensibilizados con nuestro entorno y nuestra cultura. Y no como esa triste grey a la que los pastores sacan a apacentar... lo que hemos visto es que el PP ha renunciado ya completamente a definir su idea de país. “Si hablamos de Galicia nos estrellamos”, decían sus asesores, para volcarse únicamente en temáticas nacionales. No es de extrañar así que, en el mundo al revés, fuese el PP quien hizo de oposición al BNG... estas elecciones han mostrado el espejismo de la fortaleza del PP. Puede parecer una temeridad decir esto con sus imponentes cifras pero, al cabo, lo que los separa de perder el poder son apenas dos o tres puntos porcentuales. Y no hace falta ningún vuelco social radical, sino apenas un leve movimiento de unos miles de votos para que esto se produzca. Es decir, viven al borde del abismo

 "(...) Pero lo cierto es que este proceso electoral y su resultado ha sido radicalmente novedoso y supone una cesura que resquebraja la imagen anterior. Desde antaño, los partidos de izquierda, han comparecido a las distintas elecciones con una única idea principal: echar el PP. Y luego, cada uno desgranaba sus distintos programas casi como si esto constituyese un asunto secundario. Por el contrario, el PP fraguista supo construir una idea de país basada en un galleguismo banal y sentimental que se expresaba en las infraestructuras, el folclore y una cierta reivindicación tramposa de lo rural. El drama de la izquierda es que a este magma difuso no fue capaz de oponerle una alternativa creíble.

Sin embargo, estas elecciones han supuesto un cambio drástico en ese desigual reparto de papeles. Y es que, por primera vez, ha habido una fuerza de izquierdas, el BNG, que ha sabido plasmar y transmitir otra idea de Galicia. Una idea en la que los gallegos aparecemos retratados como lo que somos: diversos, creativos, esperanzados, alegres, hospitalarios y muy sensibilizados con nuestro entorno y nuestra cultura. Y no como esa triste grey a la que los pastores sacan a apacentar.

En el extremo contrario, lo que hemos visto es que el PP ha renunciado ya completamente a definir su idea de país. “Si hablamos de Galicia nos estrellamos”, decían sus asesores, para volcarse únicamente en temáticas nacionales. No es de extrañar así que, en el mundo al revés, fuese el PP quien hizo de oposición al BNG. Y, a falta de otra idea, simplemente se dedicó a mancillar la cosmovisión que proponía el nacionalismo. De repente, los del PP pasaron a ser “os do non”.

Lo que vimos en campaña fue el fiel reflejo de esta dicotomía. Por un lado, un BNG que aparecía por todas partes, acompañando a los sectores más pujantes de Galicia y, por otro, un PP atrincherado en sus artificiosos macroactos de polideportivos. El mundo había cambiado. Y si en el pasado eran “los del Bloque” los que estaban recluidos en su pequeño universo y era el PP quien colonizaba la vida social, ahora son estos quienes se muestran arrinconados, en un nicho sociológico cada vez más estrecho, ineptos para relacionarse con la sociedad a la que gobiernan.

No hay más que ver sus cifras. En las ciudades, en los territorios más dinámicos, industrializados y con una vida sociocultural más diversa y fecunda, sus resultados están casi a la par —y a veces por debajo— de los del BNG. Y lo mismo ocurre cuando analizamos sus apoyos por franjas de edad o por estudios donde el PP obtiene sus grandes apoyos entre los mayores sin estudios y estos descienden ominosamente entre la población ocupada más formada. De hecho, la encuesta del CIS exhibía un apabullante 40% de votantes con estudios superiores que anunciaban su voto al BNG, fuerza que volvía a ser notablemente mayoritaria entre quienes poseían estudios de secundaria. El porcentaje aún aumentaba más cuando se les preguntaba qué partido trataba temas de su interés. De un modo similar, en términos de edad, el BNG supera ampliamente al PP entre los menores de 50 años y el PP solo es muy mayoritario entre los mayores de 75."                 (Jorge Armesto, El Salto, 28/02/24)

5/3/24

¿Hay motivos para una auditoría de las compras de emergencia del SERGAS durante la pandemia? Mediante la “fragmentación de los objetos del contrato para no exceder el límite legal para el contrato menor”, el SERGAS compró 2.000 veces en un año la misma PCR

 "¿Hay motivos para una auditoría de las compras de emergencia del SERGAS durante la pandemia como pide el BNG y rechaza el PP? El informe del Consello de Contas, un órgano de la propia Xunta,  señala que SERGAS compró 2.000 veces en un año la misma PCR. Un ejemplo de la “vulneración normativa” en “muchas” de las compras mediante “fragmentación de los objetos del contrato para no exceder el límite legal para el contrato menor”. El Área Sanitaria de Santiago, consultada por Galiciapress, indica que actúo siempre siguiendo los principios de eficacia y eficiencia.

El presidente de la Xunta se negó ayer a investigar la compra de material durante la covid alegando que ya lo había auditado el Consello de Contas. En opinión de Alfonso Rueda, “no hay nada que ocultar” y los que piden una investigación solo buscan “desviar la atención” del caso Koldo.

No lo ve igual el Bloque. Su diputado Luis Bará dio ayer una rueda de prensa para, precisamente, reclamar una auditoría externa, alegando que el Consello de Contas -el ente de la propia Xunta que fiscaliza los números de la Administración- encontró irregularidades importantes lo que, a la vista de los recientes escándalos, justificaría un examen más detallado.

¿Quién tiene la razón?

¿Hasta qué punto juzga el Consello de Contas?

Lo primero que hay que señalar que el Consello de Contas no tiene competencias para declarar un contrato legal o ilegal, ni mucho menos para castigar al responsable. Su labor se limita a evaluar la documentación que le remiten los auditados, identificar irregularidades, proponer mejores prácticas y, en su caso, poner los defectos encontrados en conocimiento de la Justicia, si son sospechosos de tipo penal.

Ahora bien, esto último, remitir irregularidades a la Fiscalía para la apertura de una investigación judicial, es algo extraordinario. De hecho, jamás ha sucedido en la historia reciente de la autonomía.

Por lo tanto, argumentar que todo está bien porque Contas haya auditado los contratos es una media verdad. Contas no ha encontrado indicios de delito pero sí describe irregularidades generalizadas, de calado, además.

Consello de Contas: “Todas las adquisiciones relativas al capítulo II dentro del proyecto de gasto COVID-19 se efectuaron, en 2020, mediante pedidos directos a proveedores no amparados en ningún expediente de emergencia, con la consiguiente vulneración normativa en muchas de las adquisiciones”

 Por ejemplo, en lo referido al Área Sanitaria de Santiago señala que “todas las adquisiciones relativas al capítulo II dentro del proyecto de gasto COVID-19 se efectuaron, en 2020, mediante pedidos directos a proveedores no amparados en ningún expediente de emergencia, con la consiguiente vulneración normativa en muchas de las adquisiciones”.

Tramitar un expediente de emergencia permite a las administraciones saltarse salvaguardas como tener que pedir varias ofertas o sacar una licitación pública pero, eso sí, es imprescindible justificar la situación de emergencia. Justificada ésta, la ley permite básicamente la contratación de emergencia a dedo, incluso verbal. Lo que está diciendo Contas es que el Área de Santiago compró el material contra la covid directamente, sin un expediente que justificase la emergencia y, por lo tanto, saltándose las normas.

 Galiciapress se puso en contacto ayer en el Área Sanitaria de Santiago para que comentase la conclusión de los contables públicos. Esta es su respuesta:

En relación ao retraso na tramitación de expedientes de emerxencia, cómpre indicar que a situación de emerxencia xurdida a raíz do COVID-19 prevíase nun primeiro momento como unha situación puntual, pero en vista da prolongación no tempo da mesma, foi cando se comenzaron a adquirir as subministracións e servizos necesarios a través dos expedientes de emerxencia. Dende que se decretara o Estado de Alarma o 14 de marzo de 2020, esta Área Sanitaria tramitou un total de 12 expedientes polo trámite de emerxencia citado.

 Otra vía que tienen las Administraciones para esquivar la obligación del concurso público es adjudicar contratos de poca cuantía. En los llamados contratos menores, no está permitida la contratación verbal pero sí la adjudicación casi a dedo, basta pedir ofertas a un número de compañías del sector, compañías que escoge la administración licitante. No hay concurso público.

Ahora bien, como es una vía que evidentemente restringe la competencia y favorece las corruptelas, las normas establecen unos límites, relativamente modestos para este tipo de contratos. Está prohibido explícitamente fragmentar artificialmente las compras, por ejemplo comprar 10 lotes de 100 bolígrafos mediante diez contratos menores en vez de 1.000 bolígrafos mediante un solo contrato ordinario.

 Pues bien, el Consello de Contas señala que el Área Sanitaria de Santiago fragmentó artificialmente los contratos de la compra de material. 

 Así, tras apuntar a la existencia de “multiplicidad de pedidos en la misma fecha para el mismo producto y proveedor” y la “clara fragmentación de los objetos del contrato para no exceder el límite legal para el  contrato menor” pone el siguiente ejemplo.

 Contas descubrió que en 2020 el SERGAS compró 4,4 millones en pruebas de PCR con secuenciación genética para la detección cualitativa del coronavirus. En vez de comprarlas mediante un número limitado de contratos por procedimiento ordinario, o mediante pequeños contratos emergencia pero justificando tal situación, realizó un total de 1.953 contratos menores del mismo material. Es decir, en un año, compró lo mismo casi 2.000 veces.

 Al respecto, el área sanitaria de Santiago responde lo siguiente:

 Respecto da acumulación de pedidos dun mesmo producto nunha mesma data indicar que non responde á finalidade de fragmentar a contía para tomalo como contrato menor, tal e como indica o informe de fiscalización; nas circunstancias xa expostas, dada a necesidade de celeridade e inmediatez de obter material era necesario comprometer pedidos en suficente cantidade e tendo en conta o brutal incremento dos prezos isto implicou en moitos casos a necesidade de emitir un maior número de pedidos pero en ningún caso se pretendía a finalidade indicada no informe de fiscalización e menos cando estaba declarada unha situación de emerxencia.

 El departamento de Eloíña Nuñez añade que “en todo caso, este Área Sanitaria guiouse en todo momento segundo os principios de eficiencia e eficacia para conseguir o material necesario e da maior calidade posible ao menor prezo posible dentro das especiais circunstancias do mercado e en función das diferentes características dos bens a adquirir, basicamente equipamento e productos consumibles de protección de carácter funxible”.

 DOCUMENTACIÓN NO ACCESIBLE AL PÚBLICO

Otro de los problemas que ve Contas en la documentación que le remitió el SERGAS es que está incompleta. De hecho, Santiago es una de las que remitió documentación, hay otras que directamente no respondieron a la petición de los auditores. En concreto, las áreas sanitarias de Lugo y Ourense no facilitaron información sobre sus tramitaciones de emergencia.
 Más allá del ejemplo de las 2.000 compras de la misma PCR, el Consello de Contas no apunta a defectos en contratos concretos. Sí señala numerosas irregularidades en la forma de ejecutar los expedientes.
 Por ejemplo, sobre las tramitaciones de emergencia en 2021, el Consello indica que “no se facilitó ningún antecedente, por lo que no constan los adjudicatarios ni el material adquirido, no se dictan las pertinentes resoluciones, ni se formaliza ningún contrato”. Además, señala que, sobre todo al principio de pandemia, la Xunta recurrió a contrataciones de emergencia con empresas que no eran proveedores habituales del sector sanitario, pero que tenían contactos en China.

Contas se queja, además, de que falta publicidad. Así, el Informe indica que “en el perfil del contratante y en los portales de transparencia del Sergas no figura ninguno de los contratos relativos a los expedientes tramitados en vía de emergencia”.  De hecho, explica que el ejemplo de las casi 2.000 veces que se compró el mismo tipo de PCR lo descubrió a través de un portal de logística, no de la documentación oficial.

 Cuando hay una emergencia, la Administración puede contratar a dedo e incluso verbalmente. Ahora bien, pasada la emergencia, la Administración debe publicar la documentación en sus web. Por ejemplo, Infraestructuras, cuando hay un problema en un puente, primero realiza el contrato y después deja constancia de la documentación en su perfil del contratante. Por algún motivo, no sucedió así con el SERGAS."          (Manuel Vilas, GaliciaPress, 05/03/24)

1/3/24

As esquerdas non foran quen de mobilizar cento setenta e mil votantes que si o fixeran en xullo pasado, para evitar que o perigo neoliberal chegase á Moncloa... Daquela gañaran as esquerdas en Galicia por trinta mil votos, mentres que agora gañaron as dereitas por corenta mil (Albino Prada)

 "Sostiven durante a pasada campaña electoral que a estratexia do PP en Galicia consistía en agochar o seu desastroso balance social de pegada neoliberal centrándose en frear o suposto perigo de ruptura de España que supuña o partido socialista liderado por Pedro Sánchez (ver aquí). É manifesto que Feijóo se empregou a fondo nesta segunda parte da mensaxe secundado por un Rueda que pouco máis facía que repetir ao seu líder: Puigdemont, a amnistía, Otegui, Bildu, mesmo ETA, o independentismo, etc. foron as súas bandeiras mobilizadoras. O da Galicia que funciona a case ninguén lle pareceu máis que unha cortiña de fume.

Como ese era o plano da batalla, a data elixida para votar tamén tiña esa intención. Facela coincidir coa tramitación da amnistía por un lado e, por outro, non dar tempo a que os novos liderados do PSdG e de Sumar puidesen consolidarse, e así facer inviable calquera coalición alternativa liderada polo BNG (por moito que medrase a costa deles). Un BNG que sería presentado, faltaría máis, como unha nova ERC ou Bildu. Deste xeito conseguiríase un dobre obxectivo: mobilizar aos seus votantes e dificultar ao máximo que as esquerdas mobilizasen aos seus.

Á vista dos resultados do día 18, ¿conseguiron os seus obxectivos? Varios amigos me dicían que a estratexia de Feijóo contra Sánchez era un erro para o PP de Galicia, e mesmo cheguei a pensar que poderían ter razón. Pero os resultados son inapelables en sentido contrario. Feijóo-Rueda, coa bandeira da defensa da unidade de España, recrutaron e mantiveron os mesmos votantes en Galicia que xa tiveran nas eleccións xerais de xullo pasado  (sen perder apoios malia a súa desfeita neoliberal no social, sanitario, dependencia, etc.), mentres o conxunto das esquerdas deixáronse no camiño cen mil votos a pesar do trasego espectacular de votos de esquerda cara ao BNG. E o que é tanto ou máis importante, conseguiron que as esquerdas non foran quen de mobilizar cento setenta e mil votantes que si o fixeran en xullo pasado para evitar que o perigo neoliberal chegase á Moncloa.

Ao final o resultado agregado das dereitas fronte as esquerdas inverteuse entre xullo pasado e este mes de febreiro. Daquela gañaran as esquerdas en Galicia por trinta mil votos, mentres que agora gañaron as dereitas por corenta mil.

Sobre esa base, ¿como encaixan e perfilan estes resultados de Galicia a estratexia neoliberal e dunha España de rexionalismos provincianos pola que traballan as dereitas e as redes de poder empresarial, mediático e xudicial que as apoian?

En Galicia comprobouse que no eixo centralismo–independentismo as esquerdas non presentan nin defenden unha alternativa conxunta e concreta, que só pode ser de ampliación da autonomía cara un Estado federal. Mentres que as dereitas si partillan con claridade unha involución centrípeta do Estado das autonomías fronte as demandas soberanistas de Catalunya e Euskadi. O BNG non centrou a súa campaña na súa folla de ruta nacionalista (que si se concreta no programa electoral) e o PSdG e Sumar non fixeron pedagoxía algunha sobre a súa vía federal de desenvolvemento autonómico. Entre a defensa da unidade da nación española por uns, e o silencio da folla de ruta dos outros, a opción hexemónica en Galicia segue a ser un rexionalismo provinciano (como o valenciano, madrileño ou andaluz). Nada que ver coa situación catalá ou vasca.

Este patriótico rexionalismo provinciano serve de tapadeira dunha estratexia neoliberal no económico e social (moi agradecida polos sectores empresariais e outras redes de poder) que mentres en xullo aínda permitiu ás esquerdas unha resistencia electoral agónica na Moncloa, todo parece indicar que avanza no tecido social de xeito imparable. Pois só co concurso do PNV e Junts esa resistencia é hoxe posible.

Pero o neoliberalismo provinciano español do PP (co afundimento do socialismo e de Sumar en Galicia) vén de comprobar que a súa ofensiva estratéxica é gañadora, ao tempo que observa á defensiva -por incomparecencia- a opción federal das esquerdas. O BNG puido así recoller boa parte do malestar social fronte as políticas neoliberais do PP. Mesmo foi reforzado para facer oposición e defensa contra das mesmas. Pero con estar a defensiva no social uns, e co silencio federal dos outros, non se augura nada bo dende Galicia para os dereitos da maioría social e das nacionalidades do Reino de España."                   (Albino Prada, Tempos dixital, 19/02/24)

28/2/24

Feijóo regaló millones de euros de dinero público al dueño del Correo Gallego, acusado de blanqueo y evasión de capitales... el 44,5% de sus ventas totales procedía de instituciones, en su mayoría controladas por el PP... puso el dinero una sociedade pública que dirigía Francisco Conde... al que iba a hacer Ministro de Industria... El Gobierno de Feijóo nunca consiguió recuperar el dinero prestado al periodista amigo y nada pudo evitar el concurso de acreedores... “Las cúpulas de XesGalicia desaconsejaban la operación. Finalmente fructificó tras insistentes y reiteradas llamadas del conselleiro de Economía, Francisco Conde” (Cristina P. Marcote)

ℂ𝕣𝕚𝕤𝕥𝕚𝕟𝕒 ℙ. 𝕄𝕒𝕣𝕔𝕠𝕥𝕖 @crispmarcote

El día que alguien se interese de verdad por todos los tejemanejes de Feijóo en Galicia, la trama Gürtel se quedará en un juego de aficionados. Feijóo regaló millones de euros de dinero público al dueño de un periódico acusado de blanqueo y evasión de capitales. Hilo

 En julio de 2018, la entidad pública de inversiones de la Xunta, XesGalicia, acordó por unanimidad conceder un préstamo de 2,5 millones de euros a la empresa que editaba El Correo Gallego. 

Para entonces, el diario acumulaba enormes retrasos en las nóminas de sus trabajadores, debía 996.752 euros a la Seguridad Social y acumulaba impagos por 1.021.051 euros a Hacienda.

 La organización que puso el dinero es una sociedad pública que depende directamente de la Consellería de Economía del Gobierno gallego, que dirigía Francisco Conde, ahora diputado en Madrid con su adorado Feijóo. 

Era al que iba a hacer Ministro de Industria.

 El objeto fundamental de aquel préstamo era que Rey Novoa cumpliese con sus obligaciones tributarias, ya que solo así podría volver a contratar campañas publicitarias de administraciones como la Xunta de Galicia. Debía mucho dinero a Hacienda y si no estaba al corriente no podía contratar con las administraciones públicas.

 La policía señala a las administraciones gobernadas por el Partido Popular como las principales suministradoras de ingresos para un periódico que en los años analizados (2018-2020) ya vislumbraba la posibilidad de quiebra.

 En su informe la UDEF asegura que las ventas a corporaciones locales, organismos públicos y asociaciones públicas realizadas por El Correo Gallego en ese periodo eran uno de los principales pilares de facturación. 

Tomando como muestra el año 2020, los datos arrojan el siguiente resultado: el 44,5% de las ventas totales de El Correo Gallego procedió de esas instituciones, en su mayoría controladas por el PP de Feijóo.

 El Gobierno de Feijóo nunca consiguió recuperar el dinero prestado al periodista amigo y nada pudo evitar el concurso de acreedores y la llegada de un nuevo propietario, la empresa Prensa Ibérica. 

El Correo Gallego acumulaba una deuda con sus trabajadores de 996.752 euros y con Hacienda de 1.021.051 euros.

 La investigación de la UDEF se centra en cuatro puntos fundamentales: un crédito sospechoso de 2,5 millones de euros que la Xunta nunca debía haber concedido. La trama de empresas pantalla que el empresario usaba para esquivar los pagos tanto a su plantilla como a la larga lista de acreedores; una red familiar que se encargaba de comprar propiedades inmobiliarias para presuntamente poner el dinero a buen recaudo y un acuerdo incomprensible por medio del cual la Televisión de Galicia era cómplice de los regates que el empresario le hacía día sí y día también a Hacienda, o a cualquier otro a quien le debiese dinero.

 A los policías que investigan al empresario les ha llamado la atención la facilidad de este para conseguir dinero público y así lo han reflejado en sus informes. En ellos recogen el testimonio de Caetano Díaz, uno de sus informantes y que, en su día, ostentó el puesto de director adjunto en El Correo Gallego. Según declaró Díaz a los investigadores: “Las cúpulas de XesGalicia desaconsejaban la operación. Finalmente fructificó tras insistentes y reiteradas llamadas del conselleiro de Economía, Francisco Conde”, un hombre de la máxima confianza de Feijóo.

 El gabinete que ahora preside Alfonso Rueda ascendió a vicepresidente primero de la Xunta a Francisco Conde, el otorgador del crédito. Ahora está en Madrid. Feijóo le dio un puesto en Génova 13 como vocal del comité ejecutivo nacional y es diputado por Lugo en el Congreso. Y aquí nadie dimite!

11:49 a. m. · 27 feb. 2024 12,7 mil Reproducciones

27/2/24

David contra Goliat: las limpiadoras de Lugo vencen a los gigantes del sector tras 130 días en huelga... Las trabajadoras señalan el orgullo y la "emoción" por la perseverancia en un conflicto "difícil" en lo económico y en lo personal... Pasaron de tener las peores condiciones de España a uno de los mejores convenios, destacan... "Hay que establecer los límites en los concursos públicos, establecer cláusulas sociales que no permitan que las trabajadoras estén así; en definitiva, que impidan que algo así vuelva a ocurrir"... la mitad de las personas que van a la huelga en Galicia en los últimos años son mujeres

 "Más de cuatro meses después, las trabajadoras de la limpieza de Lugo alcanzaron un acuerdo con la patronal que puso fin a una huelga de 130 días. Casi 19 semanas de paro, movilizaciones, encadenamientos, cierres, protestas y manifestaciones lideradas y protagonizadas por mujeres que llevan tiempo luchando, en esta provincia y en toda Galicia, contra la precariedad de su sector

La historia de David y Goliat. De un conflicto de cientos de mujeres movilizadas durante días por la mejora de un convenio colectivo que alcanza a unas 1.800 personas y contra una patronal (Aspel) que reúne algunas de las empresas más "poderosas y beligerantes" del Estado, según denuncian los sindicatos, como Acciona, Clece, Eulen, FCC, Sacyr o Ingesan. Pasaron de tener las peores condiciones de España a uno de los mejores convenios, destacan. 

 Con las fregonas como símbolo, las trabajadoras se muestran ahora "contentas y muy emocionadas". "Fueron muchos días fuera de nuestra casa, de nuestra vida diaria... Pero nuestra lucha dio los frutos", cuenta María Jesús Antas, trabajadora de la limpieza en un colegio y delegada de la CIG (Confederación Intersindical Galega), sindicato mayoritario en el sector y firmante del acuerdo que puso fin a la huelga. 

Un paro de 130 días contra una situación que mantenía a las limpiadoras con los salarios congelados desde 2021, perdiendo poder adquisitivo y con salarios por debajo del SMI, inferiores hasta de los 1.000 euros en algunos casos. El pasado jueves, en asamblea, las trabajadoras aprobaron el preacuerdo para el convenio colectivo provincial que supone un incremento total del 18,3% durante su vigencia (2022-2026). 

Por anualidades, además, se pactó una subida del 3% para 2022, a pesar de que en el primer momento la patronal insistía en la congelación salarial para ese ejercicio; del 3,1% para el año 2023; del 4% para los años 2024 y 2025; y del 4,2% para 2026. "Estamos satisfechas porque la mejora en las condiciones es muy importante", insiste Antas, que advierte también de las subidas aplicables al plus por domingos y festivos, la garantía de que se completará el salario en el caso de que no se alcance el SMI vigente o el "éxito" de frenar los recortes en la antigüedad que la patronal pretendía, aplicando una cuantía fija y no vinculada a los incrementos salariales. 

"En ese detalle sobre todo, pero en otros también, la patronal, que viene de fuera a negociar convenios provinciales, fue muy dura, intransigente y beligerante", insiste quien advierte de la "presión" con los tiempos que ejercía la representación de las multinacionales, aplazando las reuniones una y otra vez. Semanas acumuladas sin ingresos y de protesta en la calle. "Tuvimos que tirar unas de las otras, resistir, convencer... Había reuniones de las que salíamos muy mal y tras las que había gente que quería abandonar, pero continuamos", dice ahora emocionada, entre lágrimas como las que derramaron tras la ratificación del acuerdo. 

Un pacto que fue criticado por CCOO, que censura la "hipocresía" de la CIG por firmar en solitario un convenio con tablas salariales, dicen, que dejan por debajo del SMI algunas categorías si la persona afectada no acumula varios trienios de antigüedad. "Es una subida importante y el acuerdo incluye cláusulas que aseguran alcanzar el salario mínimo si en algún caso no se llega a él", dice Antas, que recuerda lo "difícil" que fueron las negociaciones -en las que estuvo presente- ante una patronal que en diversos puntos "parecía totalmente inmóvil".

Fueron, resumen algunas trabajadoras, jornadas "inolvidables", tanto por la unión y la "lucha" incansable como por lo "difícil" de la situación para la mayoría. "Estamos ante un sector totalmente feminizado, donde el 99% del personal es mujer, muchas veces la jornada parcial y que, aun teniendo jornada completa, tienen que limpiar en cinco o seis lugares por día para llegar a un salario mínimamente decente", explica Asunción Castiñeira, representante de CIG-Servizos. 

"Es muy difícil soportar un conflicto así, no solo económicamente, que ya es duro, sino psicológicamente, en el plano personal", insiste Castiñeira, que advierte, como hacen las trabajadoras, de una patronal estatal "a la que hacen cada día más poderosa". "Hasta no hace tanto, la asociación provincial participaba en las mesas de negociación, pero ahora están copadas por Aspel gracias a las adjudicaciones millonarias con las administraciones", dice quien critica la actitud de unas multinacionales que "vienen con un guion muy marcado". "Es complejo porque no se mueven de sus posturas", comenta.

Con la ayuda de la caja de resistencia sindical, los problemas económicos fueron paliados, aunque fuese muy mínimamente. "Quien tiene pareja y un salario decente en la familia, va tirando, pero había mujeres que cuidaban solas de sus hijos que lo pasaron muy mal", explica Antas. 

"Hubo trabajadoras movilizadas que dejaban a los pequeños al cuidado de quien podían para seguir peleando o que permanecían en la caravana que montamos durante todo el día", recuerda Castiñeira, que asegura que no olvidará "en la vida" este conflicto. Por la unidad, la lucha y la perseverancia de las afectadas. 

"Fueron un ejemplo"

"Nos echaremos de menos", añade Antas sobre la relación tejida durante los 130 días de conflicto y huelga. "La mayoría nos vimos todas y cada una de las jornadas", cuenta. Desde el pasado 16 de octubre. "Fueron un ejemplo, un ejemplo para mucha gente, una muestra de que la lucha es el único camino y que da resultado", dice Castiñeira, que destaca que, a pesar de las dificultades y la presión sufrida, "aguantaron". "Si no hubiesen aguantado como lo hicieron, el acuerdo que tenemos ahora no sería como es", dice. 

"Costó mucho, muchísimo, contra esos gigantes que vienen aquí a negociar de esa manera", añade Antas, aún emocionada y sin poder evitar las lágrimas. Las lágrimas de mujeres que aspiran a, por lo menos, servir de impulso y ejemplo en un sector fuertemente precarizado desde hace tiempo y que en Galicia lleva anos de conflicto, más todavía en los últimos meses

La última y dura huelga del personal de Correos, las movilizaciones en las provincias de Ourense y Pontevedra, en los hospitales de Santiago o en la Xunta lo demuestran. También denotan una movilización femenina creciente e intensa: la mitad de las personas que van a la huelga en Galicia en los últimos años son mujeres

"Es necesario que se vea lo que pasa en este sector, que se atienda a las condiciones de estas mujeres", advierte Castiñeira, que señala a las administraciones públicas, clientes de estos servicios de limpieza con conflictos enquistados y salarios precarios. "Hay que establecer los límites en los concursos públicos, establecer cláusulas sociales que no permitan que las trabajadoras estén así; en definitiva, que impidan que algo así vuelva a ocurrir", sentencia.

"Hablamos de las mujeres que limpian los colegios de nuestros hijos e hijas, de las que limpian los centros de salud a los que acudimos todos y todas", acaba."                     (Miguel Pardo, Praza Gal,26 de febrero de 2024)

26/2/24

Ha habido competición y, durante un momento, el PP parecía estar en la lona. Sin embargo, el PP ha mantenido su porcentaje de voto. Lo que se ha demostrado es la extraordinaria resiliencia del PP y de su enorme maquinaria... Con todo, la campaña ha puesto en evidencia un malestar de fondo de la sociedad gallega con el PP. Mayor del que se podía presumir. Lo bastante grande como para configurar una significativa ola de cambio, aunque al final haya marrado... Yo no recuerdo ninguna elección más incierta que esta... Nadie se atrevía a pronosticar de qué lado iba a caer el canto del duro a apenas una hora de que se abrieran las urnas. Finalmente ha caído del lado del PP. Lo que no quiere decir que el PP no haya salido dañado... Dañado en su credibilidad y dañado, también, en su legitimidad. Ha ganado, pero con las malas artes de las dádivas de los últimos días a diversos sectores... Al PP le han votado con una fidelidad extrema y perdonándole casi todo... Hay que consignar, aunque hoy no parezca importar, que su sociología está mutando. Está perdiendo transversalidad, pero ello no le ha impedido, por el momento, ganar las elecciones... Yo no me tomaría por la tremenda los datos del PSdeG. Pero sucede que el PSdeG tiene que tomarse Galicia en serio... Existe un descontento mensurable con el PP pero hay que saber articularlo. Esta campaña ha sido un paso de gigante, aunque hoy parezca irónico decirlo (Antón Baamonde)

 "El gran activo del PP era la inercia: la convicción general de que era imbatible. La del 18F ha sido una campaña en que esa creencia se tambaleó. Ha habido competición y, durante un momento, el PP parecía estar en la lona. Sin embargo, con una participación muy alta, el PP ha mantenido su porcentaje de voto. Es un éxito incontestable.  

El PSdeG ha transferido votos al BNG pero, en conjunto, no han conseguido traspasar el muro. Sumar y Podemos no han sido el problema, dado su exiguo número de votos. Lo que se ha demostrado es la extraordinaria resiliencia del PP y de su enorme maquinaria.

Con todo, la campaña ha puesto en evidencia un malestar de fondo de la sociedad gallega con el PP. Mayor del que se podía presumir. Lo bastante grande como para configurar una significativa ola de cambio, aunque al final haya marrado.

El PP se ha quedado con la Xunta. Ha sufrido hasta el último momento. El incremento de la participación es uno de los datos de la jornada. Hay que subrayar muy especialmente lo abultado de las cifras de participación en las ciudades. Era un tipo de votante que tendía a retraerse en las autonómicas. La competición ha sido intensa y uno de sus efectos ha sido esa incorporación del electorado urbano.

Yo no recuerdo ninguna elección más incierta que esta. Nadie se atrevía a pronosticar de qué lado iba a caer el canto del duro a apenas una hora de que se abrieran las urnas. Finalmente ha caído del lado del PP. Lo que no quiere decir que el PP no haya salido dañado.

Dañado en su credibilidad y dañado, también, en su legitimidad. Ha ganado, pero con las malas artes de las dádivas de los últimos días a diversos sectores. Eso pone en evidencia su modo de gobernar, y la imagen que se hace de sus electores. Ha vencido, pero sin gloria.

Por otro lado, lo ha hecho con un discurso “madrileño” –si es que se puede decir que ha tenido algún discurso–, lo que no parece importarle a sus electores. Al PP le han votado con una fidelidad extrema y perdonándole casi todo. Sus votantes están mesmerizados. Hay que consignar, aunque hoy no parezca importar, que su sociología está mutando. Está perdiendo transversalidad, pero ello no le ha impedido, por el momento, ganar las elecciones con extraordinaria solvencia.

El BNG ha levantado enormes expectativas que ahora tendrá que saber gestionar. La campaña, magnífica, se puede tomar como un enorme experimento social. Se ha verificado que un nacionalismo tranquilo, transversal y con propuestas puede generar consenso social y ganar simpatías. Su líder tiene la difícil obligación de transformar su enorme crédito en un nuevo horizonte para su partido.

Yo no me tomaría por la tremenda los datos del PSdeG. Besteiro es un líder resiliente, muy del país, y un buen candidato que no se merecía estes resultados. Puede recuperar votos y sin duda lo hará en elecciones para otros ámbitos. Pero sucede que el PSdeG tiene que tomarse Galicia en serio. Tiene que hacer examen de conciencia y elaborar una oferta más consistente. No puede cambiar de candidato cada cuatro años ni desentenderse de la carrera por la Xunta, como ha hecho en el pasado.

La complicidad entre ambos líderes y ambas fuerzas es un dato muy positivo, que abona la esperanza. Pero, sea como fuere, ha habido un fracaso manifiesto de ambos partidos a la hora de entrar en el electorado del PP. La campaña ha tenido una fuerza considerable.Ha habido moral de victoria en el bando progresista y por momentos el PP se ha sentido noqueado. Pero habría que haber llegado a ella con otras expectativas y otra solvencia. Ese es el gran objetivo. Factible, pero que hay que trabajar día a día. Existe un descontento mensurable con el PP pero hay que saber articularlo. Esta campaña ha sido un paso de gigante, aunque hoy parezca irónico decirlo."                  (Antón Baamonde, eldiario.es, 19/02/24)

23/2/24

A esquerda incrementou a vantaxe na Galicia urbana e medrou no rural, pero un PP mobilizado afianzouse nas vilas medias

 "Xusto despois da convocatoria anticipada das eleccións do 18F analizabamos a necesidade de que a esquerda activase a mobilización do voto urbano para ter opcións de desaloxar o PP do Goberno da Xunta. Había un gran grupo de votantes nas cidades galegas e nas súas áreas metropolitanas que habitualmente participan nas eleccións xerais, pero que viñan absténdose (agás excepcións: 2005, 2009...) nos comicios ao Parlamento galego. Esta activación do voto urbano serviría para incrementar a tradicional vantaxe do bloque progresista nas áreas urbanas, compensando así a diferenza que o PP obtén ao seu favor nos concellos menos poboados.

Este domingo a participación incrementouse de forma notable. Votou o 67,3% do censo de residentes, 8,5 puntos máis que hai catro anos (58,88%) e por riba do dato de 2016 (63,75%) e 2012 (63,8%). A participación ficou mesmo preto dos datos de 2005 (68,1%) e 2009 (70,45%). No 2020 a participación final, unha vez contabilizado o Censo CERA, foi do 48,96%. Cando se reconte o voto emigrante coñecerase a participación final deste 18F, que roldará o 60%.

A participación, iso si, ficou moi lonxe do nivel que se rexistrara nas eleccións xerais do pasado mes de xullo (73,14%). Porén, o aumento é evidente. Tamén nas cidades. Así, fronte a un aumento de 8,4 puntos de participación no conxunto de Galicia, a mobilización do electorado aumentou 12,6 puntos en Ourense (o efecto DO), 11,5 puntos en Lugo e 9,5 puntos en Pontevedra. Vigo, A Coruña e Santiago rexistraron incrementos moi semellantes á media galega e tan só Ferrol (+5,1 puntos) tivo un aumento da votación por debaixo da media.

A participación en Vigo foi superior á de 2012 e 2016 e só tres puntos inferior á de 2009 e A Coruña tamén mellorou os datos de 2012 e 2016 e ficou moi preto dos de 2009. En relación ás Xerais, a Galicia urbana si rexistrou datos máis reducidos, especialmente Ferrol, Vigo e A Coruña.

Os datos amosan, polo tanto, que si houbo unha importante mobilización do voto progresista, especialmente dos votantes da Galicia urbana aos que se interpelaba. Porén, a dereita tamén se mobiliza cando o resultado é axustado e o resultado deste domingo amosa que se activou un grupo importante de votantes conservadores -tanto nas zonas rurais coma nas urbanas- que no ano 2020 e en convocatorias anteriores se abstivera.

Adóitase dar por feito que unha maior mobilización beneficia á esquerda. E así é habitualmente, tendo en conta factores como a elevada abstención das xeracións novas e das zonas urbanas, que en Galicia é particularmente alta nas eleccións autonómicas. Pero non só importa que voten máis ou menos persoas, senón que persoas votan. Así sucedeu, por exemplo, nas eleccións xerais de 2016, cando unha participación semellante á dos comicios de 2015 vaticinaba un bo resultado para a esquerda; porén, a realidade é que unha parte do electorado progresista se desmobilizou, mentres que activaba o electorado conservador.

A maior participación nas cidades elevou de forma significativa o voto progresista (+34 mil), pero tamén se incrementou o voto conservador nas urbes (+22 mil). Nas grandes vilas o incremento de ambos os dous bloques foi parello (esquerda +18 mil, dereita +16 mil).

Cómpre salientar que nos concellos de menos de 5.000 habitantes, entre os que se o espazo máis rural do país, a esquerda conseguiu tamén recortar a diferenza que a separaba do PP. A sumar de BNG, PSdeG e Sumar medrou 11 mil votos, mentres que a suma de PP e VOX aumentou 6 mil votos.

En cambio, nas vilas medias, nos concellos entre 5.000 e 20.000 habitantes, a esquerda non foi quen de reducir as distancias coas dereitas. Nas vilas entre 10.000 e 20.000 habitantes ambos os dous bloques gañaron 15 mil votos. E nas localidades entre 5.000 e 10.000 habitantes a esquerda gañou 13 mil votos e a dereita subiu 12 mil.

Así, os bloques esquerda/dereita mantivéronse relativamente estables: 49,55% para a dereita, 47,51% para a esquerda, dous puntos de diferenza fronte aos tres puntos de 2020 (50,8%-47,86%) e os máis de cinco puntos de 2016 (51,1%-46%). Mentres, nas eleccións xerais do pasado mes de xullo a esquerda gañou en Galicia por case dous puntos.

En canto aos partidos, nas cidades o PP gañou 25 mil votos e o BNG 63 mil, recollendo os case 30 mil votos perdidos por PSdeG e por Sumar (neste caso tomando como referencia os acadados por GeC en 2020).

Nas grandes vilas (entre 20 e 50 mil habitantes), os movementos foron semellantes, con ascensos de PP (+16 mil) e BNG (+30 mil), que compensou o descenso de 12 mil votos de PSdeG e Sumar.

Nos concellos entre 5 mil e 20 mil habitantes o PP mellorou o seu resultado en 27 mil votos e o BNG en 46 mil. Porén, tamén neste caso o resultado da esquerda viuse lastrado polo descenso de 18 mil votos de PSdeG e Sumar.

Finalmente, na Galicia máis rural: os concellos de menos de 5 mil habitantes, o PP tamén aumentou 7 mil votos, e o BNG puido avanzar 18 mil, aos que hai que restar os 8 mil que caeron PSdeG e Sumar.

Onde gaña a esquerda e onde gaña a dereita en Galicia? O mapa amosa un territorio tinguido de azul (dereita) na maior parte do país, especialmente no interior. En cambio, no litoral, dende o Ortegal a Carballo, dende Fisterra a Muros e en todas as Rías Baixas, o bloque gañador é maioritariamente o progresista. En concreto son 68 os concellos nos que a suma de BNG, PSdeG e Sumar foi maior que a suma de PP e VOX. E, en conxunto viven neles 1,32 millóns de galegos e galegas, case a metade exacta da poboación."         (Marcos Pérez Pena

22/2/24

Falsos mitos electorales gallegos: Galicia es un feudo del PP... desde 2014 los populares gallegos han perdido frente al bloque progresista todas las europeas, municipales y generales, excepto las de 2016 (Anxo Lugilde)

 "El del gallego en la escalera es un tópico tan extendido y asentado como erróneo, además de contener con frecuencia una carga peyorativa, cuando remite a la doblez, al ocultamiento de las verdaderas atenciones. El gallego no solo es muy consciente de si asciende o desciende, sino que sabe perfectamente cuál es la dirección de cada uno de sus paisanos con los que se cruza entre peldaños. Como explicó en una ocasión en La Voz de Galicia el antropólogo Manuel Madianes, la pregunta de si sube o baja “nunca se la va a formular un gallego a otro, porque están en la misma clave lingüística, de pensamiento y experiencias”. El tópico refleja el desconocimiento, a menudo por abulia, del carácter galaico, que no es tan difícil de descifrar si existe voluntad de hacerlo. Lo mismo sucede con numerosos mitos electorales que el domingo fueron desmentidos en las urnas, lo que no impide que vayan a seguir vigentes e incluso a robustecerse.

1. Galicia es un feudo del PP

El feudo existe, desde luego, pero no es la Galicia electoral en su conjunto, sino la Xunta. Desde 2014, desde el colapso del bipartidismo en España y el surgimiento de la lógica de los bloques ideológicos, los populares gallegos, sumándoles a sus aliados de Ciudadanos y Vox, han perdido frente al bloque progresista todas las europeas, municipales y generales, excepto las de 2016, si bien en las del 2023 se impusieron en escaños, pero no en sufragios. Llegaron a tener alrededor de tres cuartas partes de los alcaldes gallegos y hoy, cuentan con menos de la mitad. Así, la cuestión del domingo era si la Xunta iba a seguir siendo una isla en la Galicia progresista o si las autonómicas se iban a homologar con el resto de las elecciones. Con el debutante Alfonso Rueda de cabeza de cartel y Alberto Núñez Feijóo en la madrileña Génova, como antes Fraga y Rajoy, el PP aguantó su feudo, la Xunta. Y ha logrado por primera vez completar una sucesión sin perder el poder.

2. Una abstención baja perjudica al PP

Es un mito irreductible, que goza de una salud de hierro. Los candidatos progresistas, sobre todo del PSOE, repiten en campaña como un mantra la idea de que solo llenando las urnas de votos será posible desahuciar al PP de la Xunta, que considera suya y, en la práctica lo es, pues la ha tenido 36 de 42 años, que serán 40 sobre 46 si Rueda completa la legislatura. La tesis de que una alta participación beneficia a la izquierda se verificó en 2005, cuando cayó Fraga con la máxima afluencia a las urnas hasta entonces, pero la desmintió en 2009 el triunfo de Feijóo, con un porcentaje de votantes sobre el censo aún mayor. Y con la victoria de Rueda ha vuelto a suceder, aunque de una forma menos rotunda.

3. El domingo hubo un récord de participación

La niebla electoral gallega se hace espesísima, como la del en ocasiones londinense Lugo invernal, en el terreno de la participación. Se cruzan dos fenómenos, el descomunal peso del censo del extranjero, con casi medio millón de electores y menos de 40.000 votantes, y el desastre de la información electoral oficial en España. Portugal o Perú, por ejemplo, ofrecen los datos por separados del interior, el exterior y el total. El Gobierno y las autonomías no lo hacen, sino que noche electoral tras noche electoral, sin que nadie diga nada, caen en el disparate de no comparar ese mismo dato con el cuatro años atrás, sino con el final, que incluye al extranjero. Así, la Xunta asegura que el 18-F hubo un aumento de 18 puntos, pese a que fue 8,4 puntos. Se habla de un récord histórico del 67,3% un espejimos que desaparecerá el próximo lunes cuando se compute la abstención de fuera de Galicia y aparezca el dato final, que debe de rondar el 57%. Aún así ese 67,3% de participación del domingo en el territorio gallego fue la tercera más alta de siempre, muy cerca del 68,1% de 2005 y por debajo del 70,5% del 2009, cuando Feijóo ganó por primera vez.

4. La emigración ha sido decisiva en Galicia

En el libro repleto de inexactitudes y errores de bulto que el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales publicó en el 2022 bajo el título de El voto de los españoles del exterior se afirma que en Galicia este sufragio “ha sido decisivo en diversos comicios autonómicos”. Nunca pasó. Sólo sucedió en Asturias, en 2012. En Galicia el recuento del extranjero provocó cuatro cambios de escaños, en 1989, 1997, 2009 y 2020, pero ninguno tuvo repercusión alguna ni en la gobernabilidad ni en la correlación de fuerzas del Parlamento. Aún así se repite que en Galicia la emigración ha sido decisiva, pese a que en realidad la que vota es la diáspora, una comunidad formada sobre todo por hijos y nietos de emigrantes, pues los nacidos en Galicia son menos de un tercio.Esta diáspora, con su censo colosal tiene la potencialidad de ser determinante, pero hasta ahora nunca sucedió.

5. Está claro cuál es el techo del BNG

En las generales de 2023, cuando el Bloque avanzó sólo 1,3 puntos respecto a 2019 y su de nuevo único diputado en el Congreso contrastaba con las desmesuradas pretensiones de Ana Pontón de hasta contar con un grupo propio, aparecieron de nuevo las voces que situaba al BNG en las autonómicas en como mucho su techo histórico de 1997, con el 25% de Xosé Manuel Beiras. Se trata de un punto más que lo obtenido por la actual líder en el 2020. El domingo pulverizó esa marca histórica con el 31,6% de los votos y, lo que resulta mucho más importante, superó el umbral del 30%, algo que sólo habían logrado los tres grandes partidos españoles existentes desde 1977, UCD, PP y PSOE. No debe de faltar mucho para que se asegure que ese redondeando, 32% supone lo máximo que puede obtener el Bloque, pese que los acontecimientos recientes deberían empujar a la prudencia.

6. El PSOE presenta a un candidato a la presidencia de la Xunta

Desde que hace quince años en el día de reflexión en Lugo los barones socialistas gallegos, con el todopoderoso José Blanco a la cabeza, decidieron cortarle la cabeza al entonces presidente de la Xunta Emilio Pérez Touriño si, como temían y sucedió, perdía al día siguiente, el PSdeG-PSOE no ha vuelto a presentar a un candidato de verdad a la presidencia de la Xunta. Inmerso en una incesante y desquiciada muñeira no ha parado de cambiar de líder y en esta ocasión, al apostar por José Ramón Gómez Besteiro, lo hizo casi a última hora. En las doce elecciones gallegas los socialistas han tenido nueve candidatos, frente a los cuatro del PP y los otros tantos del BNG, si bien en once convocatorias. Sólo repitieron Fernando González Laxe, en una ocasión, y Touriño, en dos. Ahora resulta ya innegable que éste es el mayor problema del PSdeG, pero se repara en él justo cuando tiene un líder que ha sacado el peor resultado de siempre con gran diferencia.

7. Jácome se benefició del valor doble del voto de Ourense

El trucado reparto de escaños a favor de las conservadoras Lugo y Ourense, que le quita a la progresista Galicia atlántica diez escaños que le corresponderían si la distribución se hiciese por estrictos criterios demográficos, como en Portugal, anunciaba que la en los últimos días previsible entrada en el Parlamento del cantonalismo orensano del partido del estrambótico alcalde de la capital Gonzalo Pérez Jácome sería una consecuencia de esa distorsión del principio de una persona, un voto. Sin embargo, Jácome obtuvo un resultado tan espectacular, del 9% en la provincia y el 18% en la capital, que habría obtenido su diputado aunque Ourense tuviese los nueve que le tocan por población, pues precisamente su escaño fue el noveno en adjudicarse en el reparto de los catorce con los que cuenta esta circunscripción.

8. Yolanda Díaz

Yolanda Díaz, quien en un decenio pasó de ser portavoz de un grupo de dos concejales en Ferrol a vicepresidenta segunda del Gobierno, se convirtió en el último lustro en todo un mito electoral gallego en sí misma. El CIS la encumbró durante meses y meses como la política mejor valorada de España. Sin embargo, era un título peligroso, por antecedentes como los de Rosa Díez y Albert Rivera. En 2020, pese a que la pandemia fue decisiva en el lanzamiento de su imagen como ministra de Trabajo, ya había mostrado su limitado tirón en Galicia, pues su implicación en la campaña no impidió que Galicia en Común se quedase fuera del Parlamento. En las generales de 2023 consiguió mantener en pie el espacio que había creado Pablo Iglesias al frente de Podemos y sus aliados, si bien con siete diputados menos y por debajo de las enormes expectativas que hubo en algunos momentos. Pero el domingo se llevó un batacazo descomunal en Galicia, a través de su íntima amiga de la juventud, Marta Lois, a la que puso a dedo de candidata de Sumar. Su 1,9% de los votos no está tan lejos del alrededor del 1% que la propia Yolanda Díaz obtuvo al frente la Izquierda Unida gallega en 2005 y 2009. Sin embargo, los que anticipan su funeral político en Madrid no deberían olvidar, por no ir más atrás en el tiempo, los cinco años que su paisano Mariano Rajoy aguantó en la Moncloa después de la publicación de la contabilidad clandestina de su partido. El del político gallego atornillado a la silla sí que es un mito más que verdadero. " 

(Anxo Lugilde , La Vanguardia, 22/02/24)

21/2/24

El pucherazo de Fraga en 1989... pasado el tiempo, supimos de sacas de votos de la emigración que nunca habían llegado a las urnas. Y, como se descubrieron tarde, nunca se abrieron y nunca se contabilizaron esos votos de la emigración perdidos en el Atlántico y en los aeropuertos y barcos, votos que podrían haber cambiado el curso de nuestra historia... Casi un tercio de los emigrantes vieron como sus sacas de votos se quedaban en los aeropuertos y océanos (Aníbal Malvar)

"Como exiliado en Madrid, estoy estos días muy contento y saltarín por ser gallego, pues resulta que por fin mis amigos y amigas me hacen caso. No me había pasado nunca.

Al principio pensé que este repentino interés por mis ideas, mi nacionalidad y mi persona se debía a mis encantos personales y a mi académica formación diletante.

Tampoco me decepcioné cuando comprendí que no. Que solo interesaba repentinamente a la gente porque soy gallego. Y porque mañana hay elecciones en Galicia.

Nunca unas elecciones gallegas habían importado tanto, observo yo, que hasta me preguntan en los bares.

El caso es que los gallegos, en esta fatídica semana, somos contemplados con atención desde la florentina Madrid, las altivas y aceituneras Andalucía y Extremadura, el bravo Levante y hasta allende las dos Castillas y Aragón, míticas tierras donde a veces no vive nadie.

No os creáis que este interés por los gallegos se repite cada cuatro años con las elecciones autonómicas. Nada más lejos de la verdad. A mí y a los gallegos llevan sin hacernos caso desde 1989.No elijo la fecha por casualidad. Fue el año en que Manuel Fraga, fundador de Alianza Popular y Partido Popular, se presentó por primera vez a las elecciones autonómicas, después de que los españoles no le hubieran votado, por fascista, y tuviera que emigrar a su propia tierra, a ver si sonaba la gaita. Y sonó.

El periodista Óscar Iglesias, que es un nihilista amigo que le escribe cartas a La Nada, ayer me mandó misiva recordando un turbio asunto que pudo cambiar el destino de Galicia si unas sacas de votos no se hubieran perdido en el Atlántico.

Los madrileños podéis presumir mucho de vuestro tamayazo. Pero el hecho de que el tamayazo madrileño haya sido una sutil obra maestra, que las gentes del norte admiramos, no quita que el pucherazo gallego de Manuel Fraga en 1989 lo supere con creces tanto en ejecución como en logística, estética, brutalidad, estilismo, náutica, planteamiento, nudo y desenlace.

Al fin y al cabo, el tamayazo fue una simple compra de votos de dos diputados del PSOE. Nada más fácil. Lo digo sin ánimo de ofender a los madrileños ni menospreciar sus corruptelas. Pero nuestro pucherazo, el de los gallegos, lo dimos desde ultramar, atravesando el Océano Atlántico con inmensa y antidemocrática bravura, y eso no se nos valora.

El tamayazo nunca fue aclarado. Y el pucherazo de 1989 tampoco. La presunta compra de dos diputados socialistas que hicieron presidenta de la comunidad de Madrid a Esperanza Aguirre en 2003 nunca fue resuelta. Aún no se sabe la razón por la que esos dos diputados socialistas cambiaron su voto. Creo que se investigó su patrimonio, pero sin demasiado entusiasmo.

Al día siguiente del tamayazo, mi periódico me mandó a Ferraz a entrevistar a José Blanco, entonces secretario de Organización del PSOE. El tío que lo sabía todo. Fue distante y amable. No dijo nada relevante en más de media hora de conversación. Y salí de su despacho con la certeza íntima de que él sabía quién, por qué y cuándo se habían comprado esos dos votos. Y yo, como soy muy malicioso, me admiré de una conspiración en la que el asesinado (el PSOE) no podía denunciar porque también era asesino. Crimen perfecto. Bravo, Espe.

Sin embargo, como me recuerda el nihilista de las cartas a La Nada, lo de Fraga en el 89 fue mucho más atlántico y, por tanto, más corsario. Y en asuntos de alta política lo de ser corsario se valora.

En 1989, año en que se presenta Fraga a la presidencia gallega tras su fracaso en España, se celebran elecciones generales en octubre y gallegas en diciembre. En las generales, el voto emigrante fue casi al 50% del PSOE en Ourense, por ejemplo. En las de diciembre, el voto al PP subió hasta el 63%.

Quizá todo se debiera al efecto Fraga, dirán los golondrineros politólogos. Pero es que, pasado el tiempo, supimos de sacas de votos de la emigración que nunca habían llegado a las urnas. Y, como se descubrieron tarde, nunca se abrieron y nunca se contabilizaron esos votos de la emigración perdidos en el Atlántico y en los aeropuertos y barcos, votos que podrían haber cambiado el curso de nuestra historia.

Hoy día, 251.968 personas están inscritas en el censo de residentes, y otras 103.382 en el censo de emigrantes de Ourense. Casi un tercio de los emigrantes vieron como sus sacas de votos se quedaban en los aeropuertos y océanos. Pura poesía. Pero eran otros tiempos.

Los gallegos hemos diseñado corrupciones tan míticas que no se entiende cómo no nos hacen más caso. Antes que vuestra Gürtel de mierda, una chapuza por la que os han pillado, estuvo nuestro caso Naseiro sobre la financiación ilegal del PP, que se archivó porque se anularon unas escuchas ligadas a otra investigación por narcotráfico. Financiación ilegal de un partido, narcotráfico y archivo judicial en una misma frase: superad eso, aprendices.

Alegra que de una vez echéis una vista a Galicia, esa tierra que os ha enseñado a corromperos, y a la que no se lo podréis agradecer nunca."                    (Aníbal Malvar, diariored, 17/02/24)

20/2/24

Feijóo vuelve a ganar, pero el cambio ya se ha producido en Galicia. No el cambio de gobierno, que continúa sin apuros en manos populares, pero sí un cambio estructural en el sistema político gallego. La alternativa a la derecha la lidera el nacionalismo gallego... El futuro no pinta color de rosa para los populares. Uno de cada dos votantes menores de 30 años ha elegido a Ana Pontón. El triunfo popular se sustenta en su incuestionable dominio entre los electores de más de sesenta años y las provincias de Lugo y Ourense. No es la única mala noticia. Ana Pontón ha logrado corregir la debilidad del voto femenino al BNG y la fuerza nacionalista ya representa la primera opción cuando las gallegas y los gallegos deben elegir qué partido defiende mejor los intereses del país... los socialistas lucharán para sobrevivir (Antón Losada)

 "(...) Feijóo buscaba un baño de masas a modo de terapia después del golpe del 23J y tuvo que sumergirse a fondo para lograrlo. Tanto que, durante la última semana, el candidato parecía él, no Alfonso Rueda. Galleguizar la campaña a toda velocidad a media carrera fue la solución de urgencia al enorme error de españolizarla al principio; algo que Feijóo siempre evitó cuando cabeza de cartel. El susto no se lo quita nadie al PP. Ese ya constituye un éxito indiscutible de Ana Pontón y el BNG, convertidos de nuevo en el enemigo a batir. 

El cambio ya se ha producido en Galicia. No el cambio de gobierno, que continúa sin apuros en manos populares. Pero sí un cambio estructural en el sistema político gallego. La alternativa a la derecha ya no reside en la izquierda o en el socialismo. Ahora la encarna y la lidera el nacionalismo gallego. Y lo va a hacer por un tiempo. De un escenario donde el nacionalismo encarnaba siempre al socio necesario y minoritario de los socialistas, se pasa a un cuadro que se pinta exactamente al revés: el socialismo es ahora el socio minoritario de una alternativa que solo puede liderar el BNG.  

Feijóo ha debido forzar a la máquina de ganar elecciones que es el PPdeG hasta el límite de su extenuación, rebasando todos los límites en el uso partidista de los medios públicos y el dinero de los presupuestos autonómicos. El futuro no pinta color de rosa para los populares. Uno de cada dos votantes menores de 30 años ha elegido a Ana Pontón. El triunfo popular se sustenta en su incuestionable dominio entre los electores de más de sesenta años y las provincias de Lugo y Ourense. No  es la única mala noticia. Ana Pontón ha logrado corregir la debilidad del voto femenino al BNG y la fuerza nacionalista ya representa la primera opción cuando las gallegas y los gallegos deben elegir qué partido defiende mejor los intereses del país.  

El tiempo corre a favor del BNG. No corre ni de lejos tan a favor ni tan amable para los socialistas.  Enfrentados a un resultado que les plantea un dilema existencial. En la próxima legislatura ya no van a pelear por disputarle al nacionalismo el liderazgo de la alternativa. Va a batirse por sobrevivir. Sumar lo tiene aún más complicado. Su lucha pasa por ser capaz de volver a superar a Vox, el partido de ultraderecha, que ha encontrado en Galicia la horma de su zapato."             (Antón Losada, eldiario.es, 18/02/24)

19/2/24

O la perpetuación máxima del PP en la Xunta, o la ciencia ficción nacionalista... La incomparecencia progresista, la estabilidad institucional, el férreo control mediático y el blindaje que supuso la pandemia crearon una muralla como la de Lugo, que es el gran bastión popular en toda España... Galicia se debate entre el Macondo de Cien años de Soledad de Gabo, en el que el tiempo es circular, popular en este caso, y el Uruguay de Galeano del 2004, cuando la izquierda tomó el feudo en el que se alternaban blanco y colorados... (Anxo Lugilde)... Ganó la perpetuación máxima del PP en la Xunta, ¿otros cien años?

 "Galicia es “un país mítico, mucho más de lo que los propios gallegos se lo imaginan”, escribió Gabriel García Márquez. Las elecciones de hoy se han situado a la altura de las letras del maestro colombiano, que reivindicaba su condición de gallego, más o menos remota, a través de su abuela meiga de Aracataca. Son pura leyenda.

Está en juego la perpetuación máxima del PP en la Xunta, a través de Alfonso Rueda y el mando a distancia de Alberto Núñez Feijóo, al superar su marca histórica de 15 años consecutivos, los de Manuel Fraga y los de Feijóo en persona y por delegación. O la ciencia ficción nacionalista, la conquista de la presidencia por una fuerza soberanista, el BNG de Ana Pontón. Sería la materialización de mucho más que una utopía, un hecho que buena parte de los nacionalistas más irreductibles pensaron que no verían en su vida, ni como hipótesis plausible.

Además del “Viendo llover en Galicia” que Gabo publicó en El País, hay una joya de otra gran pluma latinoamericana, la de Eduardo Galeano, de Uruguay, el Estado, sin contar a Andorra y España, con la mayor proporción de sangre galaica. Fruto de su exilio en Catalunya, Galeano escribió el relato El río del Olvido, en el que exaltó a Galicia como un país de memoria, pues los gallegos “ni al irse, ni al estar, ni al volver: nunca habían olvidado nada”. Hoy las urnas rebosan de memoria.

Sin contar el referéndum europeo del 2005, se trata de la primera vez que hay unas elecciones en febrero en Galicia desde las de 1936, las postreras de la II República y aquellas en las que el nacionalismo obtuvo su primer triunfo. Su patriarca, Daniel Rodríguez Castelao, fue el más votado en la provincia de Pontevedra, dentro del Frente Popular.

La victoria española de la alianza de los republicanos de Azaña, el PSOE, el PCE, y, entre otros, el Partido Galeguista de Castelao, en Catalunya a través del Front d’ Esquerres, permitió que, por fin, se celebrase el 28 de junio, en vísperas del golpe militar, el plebiscito del estatuto de autonomía de Galicia. Faltaba toda la tramitación en Madrid, por lo que se desconoce cuándo hubieran sido las elecciones, de haberse sofocado la insurrección y evitado la Guerra Civil. Fuese en 1938 o cuándo sea, Castelao aparece a ojos de la historiografía como un potencial favorito. Ningún nacionalista volvió a tener opciones, ni Xosé Manuel Beiras, el primer gran líder del BNG, hasta las de Pontón. Solo en el recuento se podrán medir. De momento , “haberlas, haylas”.

El Frente Popular ganó en Galicia en las provincias atlánticas, mientras la derecha se imponía en Ourense y el centro, en Lugo. La geografía electoral gallega es granítica. Tras la muerte de Franco, el plebiscito de 1936, junto con una movilización social solo superada con el Prestige, propició el reconocimiento como nacionalidad histórica. La autonomía la acabó fundando el exministro de la dictadura Fraga, primero con el mando a distancia desde Madrid. A Fraga se le puede caricaturizar como un postfranquista vestido de gaitero, si bien conviene no olvidar que superó tres veces el 50 % de los votos. Su galleguismo de senectud se agrandó últimamente en comparación con Feijóo.

En las primeras autonómicas, de 1981, los populares de Fraga, rebozados en regionalismo, arrebataron a la UCD el feudo gallego. Pero el secreto mejor guardado de la política española actual consiste en que Galicia ya no es un feudo del PP. Desde 2014 el centroizquierda se impone en europeas, municipales y generales, excepto las del 2016. Incluso en julio, si bien Feijóo ganó en escaños por la sobrerrepresentación de Lugo y Ourense, PSOE, Sumar y BNG rebasaron juntos el 50 % en Galicia.

El feudo es la Xunta, inexpugnable tras el fracaso de la coalición de PSOE y BNG que derribó Feijóo en 2009. La incomparecencia progresista, la estabilidad institucional, el férreo control mediático y el blindaje que supuso la pandemia crearon una muralla como la de Lugo, que es el gran bastión popular en todo el Estado.

La clave de hoy reside en si se mantiene ese modelo o si las autonómicas se homologan con los otros procesos, con una mayoría electoral progresista. Por sí misma no garantiza el cambio, pues el sistema favorece mucho al PP. Pero abriría el escenario en el que puede ser presidenta una mujer de un BNG nacido en 1982 como antisistema. Galicia se debate entre el Macondo de Cien años de Soledad de Gabo, en el que el tiempo es circular, popular en este caso, y el Uruguay de Galeano del 2004, cuando la izquierda tomó el feudo en el que se alternaban blanco y colorados. Mitología electoral en estado puro."            (Anxo Lugilde, La Vanguardia, 18/02/24)

18/2/24

Galicia (2008-2022): Crónica triste dun país minguante... Todo un balance non de un ano ou dous da xestión da Xunta de Galicia: nada menos que catorce anos... Sucede que a perda de peso na produción do conxunto de España é constante e sen parada entre 2008 e 2022 (só non o fixo nos anos da pandemia, pero seguiu entre 2022-2023). A perda de peso no emprego é igual de constante, pero aínda máis intensa e sen interrupción algunha. E, claro está, con eses vimbios a perda de cota na poboación española non ten parada... emprego e produción en caída libre (Albino Prada)

 " Os países non adoitan facerse máis pequenos nin máis grandes, pero si poden gañar peso ou perdelo en relación a outros países. No caso do Reino de España pode haber nacionalidades ou rexións que gañen peso no total (caso de Madrid que funciona como unha caste de aspiradora centrípeta) e outras que a cada paso teñan unha menor parte nese total. A causa é evidente: porque medran menos que o conxunto.

Hai cousas nas que medrar menos non é un bo síntoma, por caso: a produción, a poboación ou o emprego. E, daquela, perder peso é moi mala sinal. E hai outras nas que perder peso pode ser bo: por exemplo no número de parados. Pois ben, o Consello Económico e Social de Galicia na súa Memoria do ano 2022 (páxina 74) presenta o seguinte gráfico que, como imos ver, fala por si só.

 

 Todo un balance non de un ano ou dous da xestión da Xunta de Galicia: nada menos que catorce anos dende a crise financeiro-inmobiliaria do ano 2008 ata o 2022. Non me estraña que os redactores da Memoria non comenten nada deste gráfico para así non dar que falar, para non dar desgustos. Tampouco me estraña que ningún medio de comunicación teña recollido esta imaxe desa páxina. Ollos que non ven, … subvencións que van chegando. E vivan os botafumeiros.

 Sucede que a perda de peso na produción do conxunto de España é constante e sen parada entre 2008 e 2022 (só non o fixo nos anos da pandemia, pero seguiu entre 2022-2023). A perda de peso no emprego é igual de constante, pero aínda máis intensa e sen interrupción algunha. E, claro está, con eses vimbios a perda de cota na poboación española non ten parada. Nin se lle espera, porque a natalidade non é cousa de regalar bonos ou dar garderías senón de ter probabilidades de emprego crecentes, dignas e seguras. Cousa imposible cun emprego e produción en caída libre na súa cota galega no conxunto do Reino de España.

Vaia un dato demoledor; segundo o INE, en Galicia a poboación entre 16 e 34 anos pasou de 750.000 mozas e mozos en 2002 a 470.000 en 2023. Unha caída que vai camiño da metade en vinte anos, mentres no conxunto do Reino de España ese colectivo é case estable. Para saír correndo.

Neste panorama desalentador, só temos unha aparente boa nova: a cota de parados galegos no conxunto de España caeu con rotundidade neses catorce anos. Claro que os parados rexistrados poden moi ben baixar por desánimo ou longa duración e tamén porque os potenciais parados galegos xa non se rexistren por ter emigrado fora de Galicia. Dous motivos que de seguro se aceleran cando as probabilidades de emprego son decrecentes. Daquela o único “éxito” do gráfico só é aparente: un síntoma de que a produción, a ocupación e a poboación están en declive. Mal asunto.

Nada do que antecede impide que os xestores de todos estes anos da Xunta de Galicia se consideren con méritos máis que suficientes para seguir a facer o seu bo traballo. Ou mesmo acreditados para facelo así de “ben” en La Moncloa. Impresionante.

Claro que sendo preocupante o anterior, aínda o é máis comprobar que, segundo unha recente sondaxe feito e divulgado para El País (8 de xaneiro de 2023), os galegos non cualifican a situación económica e social do país de mala sen paliativos. Non chega, certo é, a boa … pero vena como regular.  E xa é para saír correndo que a avalíen como “igual” ou “mellor” que no conxunto de España unha maioría esmagadora.

Non queda outra que concluír, como se argumentaba neste dixital non hai moito, que os “botafumeiros mediáticos” semella que están a facer un moi bo traballo. Porque se a percepción social dunha realidade desastrosa é así de agradecida, os gobernantes galegos dos últimos anos sacarán a bo seguro peito, sen despeitearse. E así nos vai."        

( , Tempos Dixital, 15/01/24)