El cementerio de Finisterre diseñado por César Portela. Fotos: Xurxo Lobato. El País, 11/05/2008, p. 44)
“El cementerio muerto. Diez años después de terminado, nadie ha sido enterrado en el vanguardista camposanto de César Portela. Los lugareños prefieren el municipal. (…)
El jardín de aromáticas que diseñó Portela ha quedado sepultado bajo las margaritas silvestres, las dedaleras y el carrasco. En esta época del año, las flores del tojo y la retama pintan la ladera de amarillo. Arriba, la carretera que lleva a los peregrinos al faro del mar tenebroso. Abajo, el acantilado donde todo se acababa.
Y, a media falda, los 14 cubos de granito, aparentemente desordenados. Según el autor, como "rocas desprendidas" o "contenedores de un barco" naufragado que hubiesen arribado a la costa transportando, cada uno, 12 nichos.
Y, a media falda, los 14 cubos de granito, aparentemente desordenados. Según el autor, como "rocas desprendidas" o "contenedores de un barco" naufragado que hubiesen arribado a la costa transportando, cada uno, 12 nichos.
El proyecto imita el modo en que la naturaleza produce sus arquitecturas, y refleja la forma adoptada por los habitantes de esta tierra para producir las propias". (…)
"Aquí la gente pasa la tarde en el cementerio. Aquello está lejos. En invierno, el temporal hace imposible ir, y en verano, los buses de los turistas no dejan llegar", dice. El propio arquitecto reconoció a Traba que "hay que humanizar" la obra. Esa obra que, según él, le hizo perder el "miedo a la muerte". (…)
El de Portela es el tercer cementerio municipal que intentó Fisterra, "y ninguno cuajó". Hoy, el parroquial de Santa María das Areas, sigue siendo el único, caótico, camposanto. Hace mucho que no se vende nada, y cuando muere uno, incineran a su antecesor difunto. Lo malo es si mueren muy seguidos. "Yo, por si acaso", dice Nolina, "ya le estoy pagando la incineración a mis hijas". (El País, ed. Galicia, Cultura, 11/05/2008, p. 44)
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