"El debate sobre la voraz presión urbanística que
amenazaba con convertir el litoral gallego en la sucursal templada del
Mediterráneo llegó al Parlamento en el 2006. El ladrillo vivía su
apogeo. Municipios que apenas llegaban a los 3.000 vecinos autorizaban más de 2.000 viviendas al año
y el Gobierno bipartito alertó en la Cámara de un riesgo de
marbellización de la costa.
El pinchazo de aquella burbuja, cuyas
consecuencias económicas nadie acertó a anticipar entonces, conjuró
aquella amenaza. Pero sus efectos todavía son visibles en un mercado
inmobiliario distorsionado por un exceso de la oferta de segunda
residencia que no encuentra comprador. La caída de la demanda en ese
segmento explica en buena medida que 29.591 de las 112.642 viviendas construidas en Galicia desde el 2008 estén sin habitar.
Esos pisos agravan la posición de esta comunidad como
la que tiene una mayor proporción de casas vacías. Según el último
estudio del INE en este campo, publicado en el 2013 con datos del 2011,
el 18,6 % de las viviendas en las cuatro provincias no cumplían el fin
para el que fueron edificadas. Ese porcentaje se refiere a un total de
299.396 inmuebles sin habitar.
El estudio que la consultora inmobiliaria
Tinsa difundió la semana pasada revela que, desde que estalló la
crisis, la proporción del excedente de viviendas respecto al total
construido ha crecido en casi 8 puntos, al pasar del 18,6 % que señaló
en su día el informe del INE al 26,6 en los últimos ocho años.
Tinsa
identifica el origen del problema al precisar que las mayores bolsas de
viviendas ociosas se localizan entre los municipios costeros. Apunta que
el índice alcanza el 40 % de lo construido en Foz y Ribeira. En cambio,
Sanxenxo queda ligeramente por debajo del excedente medio en el litoral
(23 %, un índice que Galicia comparte con Asturias), y A Illa y Boiro
no llegan al 20 %.
Esta es, en parte, la resaca de la fiesta del
ladrillo que la costa gallega vivió en los años del bum. El caso de
Barreiros, donde se levantaron urbanizaciones sin servicios básicos que
después fueron legalizadas por la Xunta por la puerta de atrás, es el
que mejor ilustra una situación que afecta a muchos municipios.
En el
2007, ese concello de A Mariña lucense de apenas 3.200 vecinos, y cuyo
alcalde ha sido acusado de prevaricación, visó 2.234 viviendas, prácticamente el doble que la edificación nueva que Vigo autorizó en aquel ejercicio (1.211).
Hoy la fotografía es otra. En el primer semestre del
año tramitaron en toda Galicia 727 visados, 133 menos que en el mismo
período del 2014. En A Coruña, las autorizaciones para obra nueva
bajaron de 401 a 396, y en Lugo, de 284 a 73. La obra residencial
repuntó en las otras dos provincias, aunque con cifras todavía
anecdóticas.
Pontevedra pasó de 121 visados entre enero y junio del 2014
a 167 este año. Y Ourense subió de 54 a 91. Tinsa resalta en su informe
que la ourensana es la provincia con menos viviendas finalizadas desde
el 2008 en relación a su parque total. Solo el 3,6 % se han edificado
durante la crisis.
En números absolutos, Pontevedra (43.758) y A Coruña
(42.881) están entre las provincias costeras en las que se ha construido
más vivienda en los últimos ocho años." (La Voz, 30/11/15)
No hay comentarios:
Publicar un comentario