5/4/17

El caro despido de su secretario pone el último clavo en el ataúd de la patronal gallega. Cousas veredes... la patronal sin un duro, esto sólo pasa en Galicia

"Dividida por las escisiones y lastrada por las deudas, la patronal gallega ha encontrado en un despido uno de sus escollos más acuciantes.

 En octubre del pasado año, prescindió de los servicios de su secretario general, Fausto Santamarina, cuyo salario anual se situaba por encima de los 100.000 euros. Pretendía hacerlo por 80.000 euros, pero la cantidad final triplicará como mínimo esa suma. 

Es tanto como la quinta parte de la cantidad que recibirá por la hipoteca de su lujosa sede, una operación que se consideraba clave para la supervivencia de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), lo que proyecta nuevas sombras sobre el futuro de la veterana entidad.

Santamaría llevaba 30 años trabajando en la CEG, 16 de ellos como secretario general. Sobrevivió por lo tanto en el cargo a varios presidentes, tanto del polo de A Coruña como del de Vigo, los dos grandes ejes que se disputan históricamente la hegemonía de la patronal de forma por lo general poco pacífica. Pero él no solo consolidó su cargo con unos y otros, sino que lo convirtió en una auténtica extravagancia de hasta 130.000 euros en plena época de recortes, un 60% más de lo que cobraba el propio presidente de la Xunta.

 El despido del ya ex secretario general era uno de los capítulos más espinosos de todos los planes de viabilidad que se plantearon en los últimos años para hacer frente a la crisis de la CEG. El pasado año, tras el breve mandato del orensano Antonio Dieter Moure, el comité ejecutivo formado por los cuatro vicepresidentes dio el paso de despedir a Santamarina. No lo había logrado Moure, que perdió sus apoyos precisamente por sus indecisiones a la hora de aplicar el plan de viabilidad.

Ese plan redujo a la mitad la plantilla de la confederación, que pasó de 20 a 10 trabajadores. En la lista de despedidos se encontraba el secretario general, al que se trató de poner en la calle con 83.000 euros, pero el despedido no aceptó esa cantidad, y la CEG asume ya que deberá pagarle al menos 200.000, pero el afectado reclama más de 260.000.

El nuevo presidente de la CEG, Antón Arias, negocia en la actualidad con tres extrabajadores despedidos para evitar llegar a juicio, entre ellos Santamarina, para lo que dispone de una partida de 400.000 euros. 

Por si fueran pocos problemas económicos, a esa cantidad debe sumar la devolución a la Xunta de 648.000 euros por irregularidades en el Plan Pexga, las oficinas en el exterior para ayudar a la internacionalización de empresas gallegas que el Gobierno gallego externalizó en su día a favor de la CEG, y que se convirtieron en un coladero de facturas presuntamente irregulares.

El derroche y las deudas

Entre esas facturas en discusión hay un viaje a Brasil para 24 personas que costó más de 80.000 euros, pero no es el único caso discutible. El Gobierno de Feijóo también discrepa de la imputación de 3.000 euros abonados en efectivo para el arreglo de la oficina de Argentina o un servicio de chófer por 1.694 euros para el expresidente Antonio Fontenla en México.

 El Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), brazo inversor de la Consellería de Industria, consideró la factura “excesiva” y “muy superior a los precios de mercado”, lo mismo que los más de 6.000 euros que costó un viaje encabezado por Fontenla a Moscú en 2011. La brecha hasta los 648.000 euros se completa con presuntas irregularidades en alquileres de locales, fianzas y recibos que para el Igape no entran dentro del convenio.

De momento, la patronal gallega sobrevive gracias a un crédito de 600.000 euros concedido el pasado verano por Abanca y avalado por la Xunta con cargo a futuras subvenciones. Una de las operaciones clave para garantizar el futuro de la entidad consiste en la financiación con 1,2 millones de euros de la hipoteca de su sede, un lujoso edificio en pleno casco histórico de Santiago que simboliza la época de vacas gordas, cuando Manuel Fraga hacía gala de una extrema generosidad hacia la entidad, entonces presidida por el exalcalde franquista de Vigo Antonio Ramilo.

 Esa operación, sin embargo, no acaba de concretarse, y cuando lo haga se verá afectada por ese despido del ex secretario general, que se llevará una buena parte de ese dinero."                    (El Confidencial, 31/03/17)

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